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10 años de Sócrates

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Hace diez años mostraba, después de un largo proceso, un cortometraje sobre un tema muy complejo, pero que a la distancia me parece que sigue teniendo vigencia, el racismo. Estando en Venezuela pude digitalizar un material que había filmado y que no tenía mayor relevancia, era el material de apoyo de una entrevista que hice a un lustrabotas, Wilson Quispe, para después pasarlo a un actor que lo representara, el actor nunca apareció. Lo importante de ese material era que la cinta de MiniDV se había malogrado, el programa que lo digitalizaba no quería reconocer esas imágenes que claramente entendía no estaban bien, o sin eufemismos eran basura. Habían pasado 3 años desde que los filme y ese casete había quedado relegado y el tiempo evidenciaba su presencia. Regrese a Bolivia y logre grabar el audio de Freddy Chipana en una discusión previa de lo que podríamos hacer, pero que dada su agenda y mis escasos medios para ofrecerle algo por su trabajo no avanzó más. Pero el material inservible,
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  El cine, la democracia y los autoritarismos La carrera de cine en la UMSA cumple cuatro años y hace rato vengo reflexionando sobre el panorama en el cual esos jóvenes tendrán que participar. El coordinador Sebastián Morales menciona varios logros. Lamentablemente puede que el muro con el que tengan que lidiar esté erguido en otro lugar. Las instancias de participación de los hacedores de películas están secuestrados por un grupo pequeño y viejo de señores y señoras que no quieren soltar su lugar de privilegio. Hace ya muchos años, en plena discusión de la ley, en una reunión en las oficinas de Reynaldo Lima habíamos desconocido a los representantes del movimiento del Nuevo Cine y Video Boliviano (MNCVB) y de la Asociación de Cineastas de Bolivia (ASOCINE) por carecer de legitimidad para, en ese momento, hablar en nombre de los cineastas o de la gente que hace películas. Mela Marquez, Paolo Agazzi, Marcos Loayza ni se inmutaron ante el aviso. La nueva ley ha sido promulgada pero muy p

Soren, la ficción como problema

Soren es el trabajo más “personal” y “libre” de Juan Carlos Valdivia en sus propias palabras. Es con estos dos puntales en los cuales quiero ahondar este escrito. 1 Normalizar lo cholo Franz Tamayo invento una metáfora visual para poder sobrellevar el problema del cholo, el cuerpo del indio, su energía, encabezada por el blanco, serían el cuerpo ideal que habrá que educar y con ello salvar a la nación. Javier Sanjinés con esa lectura nos orilla a pensar en el anclaje racista y profundamente   paternalista de una intelectualidad boliviana del siglo XX. La novela de principios de siglo establecerá toda una tipificación ficcional de los caracteres y formas de las diferentes clases y razas, ese fruto de una élite endogámica y fracasada en sus aspiraciones nacionalistas, conservadora de su legitimidad aristocrática, rival de los apetitos espurios de lo cholo, desdeñará a éste grupo social y lo pondrá como un elemento a combatir. Es curioso que ahora el cine, Soren, nos muestre a un cholo

Escuela de cine y soberanía audiovisual

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Un aspecto hoy cambia nuestra dinámica de trabajo en el audiovisual boliviano, el inicio de un programa de formación profesional desde la universidad pública. En este sentido, lo que deberíamos trabajar como gremio es justamente el reflexionar sobre el tipo de profesionales que vamos a empezar a formar y establecer por fin un sistema del cine en Bolivia que nos permita mejores condiciones de trabajo. El Estado se hace presente en la formación de profesionales en el ámbito audiovisual. Si bien hubo antiguas experiencias de estudios cinematográficos dentro de la Universidad Mayor de San Andrés, nunca pasaron de ser unos talleres anuales. Este programa académico que hoy plantea la Universidad, contempla una titulación a nivel de licenciatura, logro que en las anteriores versiones no se alcanzó, debido a la arremetida de la dictadura. Siendo un primer paso tener gente formada, deberíamos complementar este sistema de producción para obtener condiciones en las cuales los nuevos profesi

Hambre de estética

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Nueve meses de lectura y visionados, hemos concluido por este año el grupo de lectura de la Escuela Popular de Cine Libre y del Festival de Cine Radical; después de estos nueve meses de dialogo, de discusión y esbozo de critica quiero reflexionar sobre el cine que vemos (y que nos mira) sus tradiciones y sus referencias. Con el clásico de André Bazin, ¿qué es el cine?, en el que enfatiza su gusto por el cine del neorrealismo italiano, reencontramos esa modernidad iniciadora por el escollo de la guerra, descubríamos las dimensiones en lo que después el cine propondrá como memoria del siglo XX, su adscripción a la tradición narrativa, el montaje prohibido hace patente esa tensión entre discurso y expresividad, paradoja que nos hace evidente Godard en sus historias del cine, un nuevo realismo al que le cuesta asumir el enorme genocidio y que más bien pide retomar la confianza en la imagen verdadera que la cámara pueda captar. En el bando opuesto Burch nos introducía en la praxis del c

Fuera de Campo o Manual para cantinflear

La Real Academia de la Lengua define cantinflear como hablar o actuar de forma disparatada e incongruente y sin nada con sustancia. Fuera de campo de Marcelo Guzmán y Mauricio Durán es una cantinfleada audiovisual de casi una hora. Evaluaba la utilidad de hacer este escrito, y el único que me orilla a esta práctica es que también se puede aprender de las malas películas. Durante la sucesión de las imágenes, Fuera de campo es un juego que nunca se establece y que por ende nunca se consolida, es como si el imperativo, o el dinero de un premio, te obligara a terminar un proceso. Los grandes logos del Talent Doc y el Goethe Institut al inicio de la película me dan a pensar eso. Entonces postmodernos y derridianos, nos ponemos en un juego con el espectador, oh yo bienpensante cinéfilo, oh tu espectador ignorante, fíjate en las costuras, los cortes bruscos, las fotografías, los testimonios, algo de historia, los negros larguísimos, los fundidos a negro, el material de archivo de televisió

Un panorama del cine en Bolivia

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Continuando en la línea de Sebastián Morales escribo éstas líneas. Lo hago en mi calidad de jurado del premio Eduardo Abaroa y esbozo un posible escenario en el cual estamos hace varios años con el posible cambio de normativa. La competencia de cortometraje documental tuvo 34 postulantes, trabajos de diferentes puntos del país fueron enviados con la ilusión de ser vistos, valorados y premiados. En ésta primera etapa cada jurado por separado reviso los trabajos y eligió hasta 3 trabajos en cada categoría, la elección era difícil, no por la cantidad sino por la pobreza en las propuestas que se presentaron, en la mayoría de los casos los problemas eran de orden conceptual, todos caían en el reportaje, entrevistaban a un grupo de personas, articulaban un discurso coherente y acompañaban todo con una música “acorde”. La evidencia de un referente televisivo había mermado toda creatividad, otra evidencia es que los realizadores de cortometraje documental no ven cine documental. Era trist