10 años de Sócrates



Hace diez años mostraba, después de un largo proceso, un cortometraje sobre un tema muy complejo, pero que a la distancia me parece que sigue teniendo vigencia, el racismo.

Estando en Venezuela pude digitalizar un material que había filmado y que no tenía mayor relevancia, era el material de apoyo de una entrevista que hice a un lustrabotas, Wilson Quispe, para después pasarlo a un actor que lo representara, el actor nunca apareció. Lo importante de ese material era que la cinta de MiniDV se había malogrado, el programa que lo digitalizaba no quería reconocer esas imágenes que claramente entendía no estaban bien, o sin eufemismos eran basura. Habían pasado 3 años desde que los filme y ese casete había quedado relegado y el tiempo evidenciaba su presencia.

Regrese a Bolivia y logre grabar el audio de Freddy Chipana en una discusión previa de lo que podríamos hacer, pero que dada su agenda y mis escasos medios para ofrecerle algo por su trabajo no avanzó más. Pero el material inservible, en ese detritus fructífero me dio el concepto base, estaba mal lo que veíamos, por ese entonces tenía el libro de Posnasky, Antropología y Sociología de las Razas Interandinas y Adyacentes. La Paz, (1937). un conjunto de fotos de frente y de perfil que él había llevado adelante durante 12 años en el altiplano boliviano y del cual sacaba conclusiones muy en la lógica de positivismo de su época y que para mis intereses coincidía con las imágenes que había logrado digitalizar, a pesar de la oposición del mecanismo. Mirar (evidenciar) lo malo era muy claro en mi caso, no tanto en el caso de Posnasky, pero juntando esa entrevista y el material malo que se había lastimado, provocaba un trasvase de sentido, el uso, las imágenes de Posnasky solo por contigüidad, resaltaba o eso creo, su violencia. La introducción a ese juego de lo malo se dio cuando recordé que tenía una guía para alemanes de 1907 que, en una especie de manual, describe y promueve lo que últimamente sería fácilmente identificado como colonialismo. Posnasky era austríaco y ahí se habla alemán, el juego encajaba. Falsear un documental con google leyendo en un mecánico alemán funcionaba sobre una imagen subjetiva de la navegación del lago Titicaca, un guiño a Flaherty, lo falso trabajando  con grandes ansias de pasar por ser verdadero, evidenciando (oh paradoja) claramente que no lo es. Pero en ese juego ilusorio, funcionaba lo malo.

Me interesaba, lo sigue haciendo, encallar el problema sobre el uso del instrumento, ser consciente de la máquina que genera esas imágenes y que no quiere tener imágenes malas, sino que quiere tener por lo menos técnicamente una imagen buena. Esa moral de la máquina que a veces se agencia en la objetividad, me interesa cuestionarla, diez años después, con Deborah Poole Silvia Rivera y muchas lecturas, con más experiencia con la máquina y lo que genera, bueno o malo, siento que Sócrates, al igual que el filósofo griego nos sigue planteando preguntas, y dados los acontecimientos del 2019 siento que tiene actualidad.

!0 años después tengo un nuevo cortometraje sobre este tema, radicalizando más la posición, pero con material encontrado, un found footage, un trabajo con la estética del video, un juego con las capas y los colores, pronto se podrá ver Anagrama Infinito, mientras los invito a ver Sócrates

Sócrates ficha técnica o directamente en vimeo en este enlace.


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