Nana, el asco familiar.




Nana (Luciana Decker, 2016) es una película, eso es obvio, pero después de su estreno y viendo la reacción de una buena parte del público, deberíamos ser conscientes de que esto es una obra construida de una manera particular, con un conjunto de imágenes y sonidos que han sido elegidos y registrados de cierta manera, lo mismo que ha sido ordenado y montado de acuerdo a una idea de un grupo de personas, por tanto no es lo real, es una versión trabajada e indicial.
Nuestra larga tradición de leer las obras artísticas, como tratados sociológicos o antropológicos nos hace perder de vista este paradigma, en éste sucinto comentario me gustaría más bien hacer hincapié en la manera en como ésta película trabaja el cine.
Nana es una película que se plantea a partir de la relación de Luciana e Hilaria, cámara en mano vemos a una hija postiza, que dialoga, pregunta y mira a otra mujer, la nana. Lo familiar es prestado para que la imagen nos hable de la relación de éstas dos mujeres, en éste cotidiano vemos desenvolverse una relación afectuosa, desde las complicidades que genera el conocimiento mutuo y de larga data. Si bien es una relación de fascinación de ambas, la que opera la cámara y la que es filmada, confluyen en evidenciar una relación compleja. Su postura desligada de explicaciones teóricas es mucho más interesante ya que establece una intimidad poco frecuente en la cinematografía boliviana. Nana, fue hecha sin pretensiones, sino más bien con la sorpresa de lo filmado, en esa sencilla manera de registrar y volver a ver. La naturalidad con la que Hilaria es filmada, nos quita de un solo jalón todo el bagaje de Sontag, la cámara ya no es un instrumento que mata, sino más bien, es la que reestablece lo programado y he ahí su incomodo lugar.
Incómodo por lo ambiguo, incómodo por evidenciar una condición, cuasi natural de la relación de éstas mujeres, una ha dado su vida para criar a los hijos de otra familia y que viviendo en la misma casa no tiene las mismas condiciones, una escena al inicio de la película nos revela que no tiene ropero y que sus pertenencias están colgadas en un ambiente pequeño, lo que Luciana comenta fuera de campo, como fascinante por el colorido de las polleras, expuestas cual tienda, mientras la cámara trata de abarcar todo ese ambiente.
La primera imagen, las manos que van quitándoles las entrañas a los pequeños pescados, mientras fuera de campo se dialoga, podríamos leerla de diferentes maneras ya que nos abre un juego interesante de trabajo audiovisual. Podríamos hablar de trabajo y experiencia, mientras que del lado del operador y con ella, el gesto de observación sigue siendo establecer quien programa una relación de poder, de larga tradición en el cine, pero el dialogo familiar descoloca esa verticalidad aparente, del filmado y el que mira. Podríamos leerla también como el redescubrimiento de la imagen que genera el desecho de la vida,  ese volver a mirar para encontrar un (nuevo) asco. Consciente, naturalizado. Nuestras relaciones expuestas de manera aparentemente inocente, pero seria ingenuo seguir por ahí, aquí lo familiar vuelto a ver puede ser repulsivo.
Casi todas las escenas que tiene la película desarrollan una lógica autónoma, hay una situación y el dialogo las articula unitariamente y pasamos a otra por un corte a negro, aisladas y familiares.
Si bien Hilaria nunca opera la cámara, hecho que rompería el código establecido, esa cotidianidad podría sostenerse mucho tiempo, la relación no es impostada y podría ser expuesta por diferentes aspectos, pero es quebrada cuando Hilaria ve lo que ha sido filmado y recupera su imagen. Sin asco y otra vez con un gesto fascinado que le provoca alegría, Hilaria vuelve a verse en un ambiente natural, sus risas emergen al verse en pantalla nos devuelven la idea de cine, de factura, de artificio, aun cuando el mundo sea cotidiano y familiar. Filmar al otro por fascinación es una constante en el cine, pero volver a verlo en pantalla para redescubrir nuestra relación y sus aristas puede volver a darnos asco. juan alvarez-durán.

Comentarios

  1. Hola Juan,
    Compartimos algunas de tus opiniones, otras no. ¿Lo seguimos conversando aquí?
    http://pequeniascarnivoras.blogspot.com.co/2016/11/nana.html

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