Kafka y el cine
Encontre esto por casualidad, es una conversación de Kafka con Gustav Janouch, publicada en Eco Revista de la Cultura de Occidente en mayo de 1969 Bogotá Colombia:
¨Siempre que le contaba que había estado en el cine, Kafka ponía cara de sorpresa. Una vez, al notar el cambio de la expresión de su cara, le pregunté:¿No le gusta el cine?
Después de reflexionar unos instantes respondió:
La verdad es que nunca he pensado en esa cuestión. El cine es, sin duda, un juguete maravilloso. Pero no lo soporto porque quizá soy de naturaleza demasiado ¨óptica¨. Soy un hombre ocular. Y el cine perturba la contemplación. La rapidez de movimientos y el abrupto cambio de imágenes, obligan al hombre permanentemente a abracarlo todo de una ojeada. no es la mirada la que se apodera de las imágenes, sino éstas de la mirada. Inundan el consciente. El cine equivale a uniformar el ojo que antes estaba desnudo.
Esa afirmación es terrible- observé. Dice un adagio checo que el ojo es la ventana del alma.
Kafka hizo un movimiento afirmativo con la cabeza. ¨Las películas cinematográficas son contraventanas de hierro¨
Pocos días más tarde volví al tema de esta conversación.
¨El cine es una potencia terrible- dije. Es mucho más poderoso que la prensa. Vendedoras, modistas y empleadas de sastrería: todas tienen cara de Bárbara La Marr, Mary Pickford y Pearl White¨.
¨Es natural. El anhelo de ser bellas hace de las mujeres actrices. La vida real es un simple reflejo de los sueños de poetas. Las cuerdas de la lira de los poetas modernos son infinitas cintas de celuloide¨.
¨Siempre que le contaba que había estado en el cine, Kafka ponía cara de sorpresa. Una vez, al notar el cambio de la expresión de su cara, le pregunté:¿No le gusta el cine?
Después de reflexionar unos instantes respondió:
La verdad es que nunca he pensado en esa cuestión. El cine es, sin duda, un juguete maravilloso. Pero no lo soporto porque quizá soy de naturaleza demasiado ¨óptica¨. Soy un hombre ocular. Y el cine perturba la contemplación. La rapidez de movimientos y el abrupto cambio de imágenes, obligan al hombre permanentemente a abracarlo todo de una ojeada. no es la mirada la que se apodera de las imágenes, sino éstas de la mirada. Inundan el consciente. El cine equivale a uniformar el ojo que antes estaba desnudo.
Esa afirmación es terrible- observé. Dice un adagio checo que el ojo es la ventana del alma.
Kafka hizo un movimiento afirmativo con la cabeza. ¨Las películas cinematográficas son contraventanas de hierro¨
Pocos días más tarde volví al tema de esta conversación.
¨El cine es una potencia terrible- dije. Es mucho más poderoso que la prensa. Vendedoras, modistas y empleadas de sastrería: todas tienen cara de Bárbara La Marr, Mary Pickford y Pearl White¨.
¨Es natural. El anhelo de ser bellas hace de las mujeres actrices. La vida real es un simple reflejo de los sueños de poetas. Las cuerdas de la lira de los poetas modernos son infinitas cintas de celuloide¨.
Comentarios
Publicar un comentario